Inmerso en los secretos del té
En 1800, Gran Bretaña estaba sedienta de té, una infusión
monopolizada por China. Así que la empresa East India Co. basada en
Londres, contrató al botánico y aventurero escocés Robert Fortune para
pasar de contrabando plantas, semillas y secretos del té de China a la
India, que estaba regulada por Inglaterra. Lo logró disfrazado de
comerciante chino, y durante su vida la producción del té en India
superó la de China.
HP
El consejo de Hewlett-Packard se vio atrapado en un escándalo en
2006, cuando se descubrió que la empresa espiaba a sus consejeros. Los
investigadores contratados por la empresa obtuvieron registros de
llamadas personales haciéndose pasar por periodistas y consejeros de la
misma. También rastrearon la basura y siguieron a periodistas. Como
consecuencia de todo ello, la entonces Presidenta, Patricia Dunn, que
aprobó el espionaje, fue despedida. HP también se comprometió a pagar
14,5 millones de dólares para resolver una investigación llevada a cabo
por el fiscal general de California, 6,3 millones de dólares para
resolver demandas de accionistas y una cantidad no publicada para
resolver un caso interpuesto por periodistas del
New York Times y el
Business Week.
GM contra Volkswagen
En 1993, General Motors acusó a Volkswagen de espionaje industrial
después de que José Ignacio López (el que por aquí llamábamos
“SuperLópez”), el Director de Producción de la división de Opel de GM,
se marchase para trabajar en productor de automóviles alemán rival,
junto con otros siete directivos. GM aseguró que sus secretos
empresariales estaban siendo utilizados por VW. Al final, las empresas llegaron al mayor acuerdo de este tipo: GM retiraría sus demandas a
cambio de que VW se comprometiera a comprar mil millones de dólares en
piezas de GM a lo largo de siete años. Además, VW debía pagar a GM 100
millones de dólares.
IBM contra Hitachi
Este caso de espionaje empresarial de empresas informáticas fue
apodado «Japscam» (escándalo japonés) por la prensa, quizás con la
esperanza de que se hiciera una película. En 1981 Hitachi (fabricante de
grandes ordenadores) misteriosamente se hizo con un conjunto completo
de cuadernos de Adirondack de IBM. Parece que el hecho de que
contuviesen documentos de diseño de IBM llenos de secretos técnicos de
esta empresa y una marca que decía PARA USO INTERNO DE IBM ÚNICAMENTE no
hizo que Hitachi los devolviera.
El personal de contraespionaje de IBM trabajó sin descanso hasta que
se arrestó a varios empleados de IBM cuando se demostraron los frutos de
su labor. Hitachi llegó a un acuerdo extrajudicial y pagó a IBM 300
millones de dólares, según se divulgó.
DuPont contra Michael Mitchell
Michael Mitchell trabajaba en el departamento comercial de Kevlar
para DuPont hasta que le despidieron en 2006. Reacio a darse de alta en
el paro con el rabo entre las piernas, ofreció sus servicios a Kolon
Industries Inc, una empresa coreana que resultó ser una de las dos
empresas que fabrican fibras que pueden competir con Kevlar en cuestión
de resistencia.
Después de enviar por correo electrónico información confidencial
sobre Kevlar, se puso en contacto con sus antiguos colegas de DuPont
para averiguar más. Como era de esperar, los directivos de DuPont se
enteraron de este astuto plan e informaron al FBI. Mitchell fue
condenado a 18 meses de cárcel y a pagar más de 180.000 $ a DuPont.
Gillette contra Steven Louis Davis
En 1997, un ingeniero que trabajaba con Gillette para desarrollar la
nueva generación de sistema de afeitado divulgó información confidencial
a los competidores de la empresa. Steven Louis Davis, un empleado de
Wright Industries Inc., diseñador de equipo de fabricación que fue
contratado por Gillette, mandó por fax o correo electrónico dibujos del
diseño de la nueva maquina de afeitar eléctrica a Warner-Lambert, Bic y
American Safety Razor. Davis fue encontrado culpable de robar secretos
comerciales y fraude electrónico y condenado a 27 meses de cárcel. Dijo
al tribunal que había robado la información por la ira de su supervisor y
porque temía perder su trabajo.
Microsoft contra Oracle
No es todo color de rosa en la cumbre. Larry Ellison, director de
Oracle en su momento el segundo hombre más rico del mundo, no se
avergüenza de su encubierta vigilancia de su rival, propietario de
Microsoft el que por entonces era el hombre más rico del mundo, Bill
Gates. De hecho, Ellison no se arrepiente de haber intentado exponer la
financiación de Microsoft a varios grupos de interés público en 2000.
Se dice que el detective que contrató estuvo involucrado en los
intentos de soborno a empleados de Microsoft en la oficina Washington a
fin de conseguir documentos. Los portavoces de Microsoft hablaron del
reconocimiento de dicha actuación como de haberle «puesto el ojo morado a
Oracle», y teniendo en cuenta la animadversión entre los dos
directivos, es sorprendente que no hubiera ojos morados de verdad.
Kodak contra Harold Worden
Harold C. Worden obviamente creía en el poder del jubilado. Después
de 30 años de trabajo en Eastman Kodak Corporation se jubiló y enseguida
creó una empresa de consultoría, negociando los servicios de más de 60
trabajadores de Kodak retirados. En los últimos cinco años que trabajó
para Kodak, Worden estuvo estrechamente implicado en el desarrollo de la
máquina de retractilado 401.
No contento con llevarse miles de documentos confidenciales
relacionados con la máquina, también convenció a su sucesor para que le
diera más. Fue condenado a un año de cárcel y a pagar una multa de
30.000$, apenas un poco más de lo que recibió por la información robada,
que según Kodak vale millones de dólares. Uno se pregunta si Worden
empeñó su reloj de oro…
Google
En un artículo de un blog de enero de 2010, Google publicó que había
detectado el mes anterior un ataque informático muy sofisticado desde
China que tuvo como resultado el robo de su propiedad intelectual. La
empresa comentó que las pruebas sugerían que un objetivo inicial de los
atacantes era acceder a las cuentas de Gmail de activistas de derechos
civiles chinos. Google afirmó que también eran objetivos una gran
cantidad de empresas, incluyendo las de los sectores financiero,
tecnológico, medios y químico. «Se trata de un gran plan de espionaje
cuyo objetivo es obtener información sobre alta tecnología y de carácter
político muy delicada», me comentó James A. Lewis, un experto en
seguridad cibernética y nacional del Center for Strategic &
International Studies (Centro de Estudios Estratégicos e
Internacionales).
Starwood contra Hilton
En abril de 2009, Starwood Hotels & Resorts Worldwide demandó a
Hilton Hotels por secretos comerciales. Starwood afirmaba que dos
antiguos directivos de Starwood contratados por Hilton robaron
información de la marca hotelera de W de Starwood, para desarrollar la
línea de propiedades Denizen. Ross Klein y Amar Lalvani participaron en
el desarrollo de los hoteles de «lujo y estilo de vida» de Starwood,
incluyendo las marcas St. Regis, W y Luxury Collection, y descargaron
información confidencial de Starwood para utilizarla más tarde en
Hilton, según la reclamación. En 2010, Starwood resolvió el asunto y
afirmó que se había ordenado a Hilton que se asegurase de que «la
conducta que había tenido lugar no volviera a ocurrir de nuevo».
Fuente: euribor.com